lunes, 27 de diciembre de 2010

lunes, 1 de noviembre de 2010

martes, 19 de octubre de 2010

POEMAS DE WILLY ROMERO




Mañana soñaré que muero, solo o acompañado, no recuerdo.
Escribiré mi epitafio en el canto de una hoja (será nuestro secreto),
Gustaré dejar el resto en blanco para quien me pida explicaciones.
Últimamente solo requiero aprender a cruzar paredes y a mover objetos...

Soñaré que sonríes mi muerte, vestida solo con mi hoja en tu mano,
Tras el vidrio que nunca empaña soñaré tu sonrisa,
A través del tiempo soñaré que sueñas mi muerte,
Siempre con tu sonrisa y contando las veces que gané tus miradas,
Y soñarme en ese cielo, será el pecado póstumo que todos merecemos.

Nada más quiero de la muerte como para volverme arrepentido,
O quizás un sueño, sí, ese sueño que recuerdo aun más bello.

Mañana soñaré que muero antes de negarme tres veces
(Estimo justo saldar mi deuda. Pagar es humano, deber es divino).
Mañana soñaré que muero, es cierto, también lo soñaré pasado mañana.

Olvidaré lo vivido, salvo tu sonrisa y otros mil detalles
(los dejaré escritos en los cantos de la misma hoja).
El tiempo, creo, ya no será un misterio y las paredes serán pasado,
Solo así soñaré que vuelo, pero hacia donde, no recuerdo;
Tocaré tu espalda, tu sonrisa y tu cabello,
Abrazaré tu frío, tu mirada y, quien sabe, quizás a ti en algún recuerdo,
Escribiré con tu aroma el réquiem que presiento no haber soñado,
Siempre que aprendas a silbarlo, si te queda algo tiempo.

Permíteme solo el último de los deseos,
Es la ley del quien publica su recuerdo:
Recita estos versos con ojos bien cerrados,
Olvida lo pensado diez minutos por lo menos,
Queda en silencio, por favor sonríe y escúchame al hacerlo,
Únicamente así podré reír y no volver desde el recuerdo.

El tiempo no se mide en segundos, si no en recuerdos
(Algunas veces fue distinto o tal vez lo invento),
También, por supuesto, se mide en silencios,
Igualmente en adjetivos, esos que no encuentro para el secreto de tus ojos,
También para tu sonrisa que hoy dejo en suspensivos,
Asimismo para lo que me niego a confesar.

Mañana soñaré que muero, solo o acompañado no recuerdo,
Pagaré una eternidad purgando mis errores,
Olvidando mis pecados o rabiando por lo que sea...
Cuando sueñe...
O cuando escriba estas palabras... soñaré que las tienes en tu mano.


lunes, 18 de octubre de 2010

PUROS CUENTOS


 
 
 

Finalmente, se hará la presentación del libro siamés (o medio libro) : Cuentos para Organillo de Patricia Franco y Cuentos Locos para Cuerdas de Miguel Cabello en la Biblioteca Municipal de Maipú (Sala de computación) a las 19 hrs. este jueves 21 de octubre.

Dicha presentación será modesta y con mucho cariño dedicada a los compañeros y amigos que quieran acompañarnos y brindar por el futuro esplendor de los escritores de Maipú, gracias al apoyo de nuestro municipio o al propio ñeque, según corresponda.

Los esperamos

jueves, 16 de septiembre de 2010

¡¡¡¡¡MARI CHI WEU!!!! (Historia Mapuche-Chile II)

Por Jorge Ojeda Frex

* Ilustración: Chicoma

(diez veces venceremos)

Tradicional grito de guerra Mapuche


No ha habido rey jamás que sujetase
esta soberbia gente libertada,
ni extranjera nación que se jactase
de haber dado en sus términos pisada,
ni comarcana tierra que se osase
mover en contra y levantar espada:
siempre fue exenta, indómita, temida,
de leyes libre y de cerviz erguida.

Alonso de Ercilla y Zúñiga

La Araucana


Hasta principios de 1879 la línea de fuertes del Traiguén instalada en 1878, estaba custodiada por tropas regulares, principalmente guarnecían “La frontera” los Batallones 3º de Línea y “Zapadores” y el Regimiento de Caballería “Granaderos a Caballo”, esto es una fuerza no menor toda vez que el ejército chileno de la época se componía de 2.595 soldados, distribuidos en 5 batallones de infantería, 2 Regimientos de Caballería y 1 de artillería, de modo que se puede decir que la mitad de las tropas chilenas se encontraban en la zona.

Obviamente, a partir de la invasión chilena del puerto boliviano de Antofagasta, que fue el hecho que marcó el punto de no retorno de la Guerra del Pacifico, la situación cambió drásticamente, la mayor concentración de tropas pasó al norte, quedando casi desguarnecida la frontera.

Sin embargo, la movilización de las milicias, llamada Guardia Nacional, y la formación en Agosto de ese año del Comando del Ejército del Sur, ponen un cierto orden en la frontera, de este modo en aquella época sirven en dicho Ejército 840 soldados profesionales y 820 guardias nacionales.

La importancia dada por las autoridades chilenas a la zona queda de manifiesto a fines de 1880, cuando se las tropas chilenas movilizadas a causa de la guerra alcanzan su peak, en efecto para dichos momentos el Ejército del Sur llega a contar con una fuerza de un poco más de 4.000 soldados, todos ellos guardias nacionales.

Sin embargo la sangría creada a raíz de la campaña de Lima, donde las bajas del Ejército chileno pasaron de 6.000 hombres solo entre muertos y heridos, y la necesidad de reemplazar a los civiles movilizados repatriados, no menos de 1.500 miembros del Ejército del Sur fueron trasladados de sus acantonamientos.

Los chilenos tensaron más el delicado equilibrio en la frontera, y es en este contexto que se da el gran levantamiento de 1881, los chilenos se preparaban para la toma de Lima en su más difícil campaña de la guerra, mientras que paralelamente al retumbar los cañones en el norte, Argentina, procedía a apurar la “conquista del desierto”, desde abril de 1879, 5.000 soldados argentinos y apoyados por casi un millar de auxiliares indígenas, cruzaron a territorio indígena y masacraron a un millar de ellos, para comienzos de 1881, en Abril, cuando se producía la primera gran repatriación de Guardias Nacionales chilenos desde la capturada Lima, se produjo una nueva campaña argentina contra lo que ahora son sus provincias de Neuquén y Río Negro, colindantes con los territorios mapuches a este lado de la cordillera, 1.700 soldados ingresaron a territorio mapuche al son de carga.

Para principios de 1881 los diversos caciques mapuches estuvieron de acuerdo con que era necesaria la guerra, de modo que reunieron sus guerreros.

Al ataque inicial mapuche que dejó un saldo de un centenar de muertos, sobrevino, como era de esperar una violenta respuesta del Estado chileno, el Ejército de la Frontera fue inmediatamente reforzado, el Presidente Pinto, puso al frente de las tropas al mismísimo Ministro del Interior, el Abogado Manuel Antonio Rebacabarren Rencoret.

Tras los primeros momentos los chilenos decidieron terminar definitivamente con la autonomía mapuche, de esta forma se adelantó rápidamente la línea de fuertes hasta el Río Cautín, un último intento mapuche por retomar la iniciativa y expulsar los invasores tuvo lugar a principios de noviembre de 1881, cuando los caciques sobrevivientes lanzaron sus huestes contra el recién fundado fuerte de Temuco, sin embargo el valor no es suficiente contra la superior tecnología bélica chilena.

Para Marzo de 1882, los chilenos establecen la “línea del Cautín” estrechando a los Mapuches entre este río y el Toltén y empujando a los remanentes hacía la cordillera.

Análogamente, por esas mismas fechas, una expedición chilena era remitida a la sierra central peruana, la que ocupó desde principios de febrero hasta julio de 1882, pero la población indígena local, también se alzó, se calculan las muertes de indígenas en cerca de un millar, pero mientras en Perú, un ejército regularmente armado y entrenado en Ayacucho por el General Andrés Cáceres se lanzó a principios de Julio contra las tropas chilenas, de modo que estas debieron retirarse de la zona, en territorio mapuche nadie concurrió en ayuda de estos, de modo que lentamente debieron ir cediendo al empuje de los invasores, y los que no se sometieron fueron eliminados.

Para esta última fase el Ejército del Sur o de la Frontera es nominado en las comunicaciones oficiales con el decidor nombre de “Ejército de Ocupación de Arauco”; sus instrucciones a estas alturas eran ya no eliminar a los alzados, sino que asegurar el territorio eriazo “fiscal” y ponerlo a resguardo de los particulares que codiciaban dichos terrenos, de esta forma lo acordado en Tapihue 57 años antes quedaba en letra muerta:

  1. Convencidos ambos jefes de las grandes ventajas de hacernos una sola familia, ya para oponernos a los enemigos de nuestro país, ya para aumentar y solidar el comercio, y hacer cesar del todo los males que han afligido a la República en catorce años de consecutiva guerra ha venido don Francisco Mariluan como autorizado por todos los Caciques en unirse en opinión y derechos a la gran familia chilena.

  2. El Estado se compone desde el despoblado de Atacama hasta los últimos límites de la provincia de Chiloé.

  3. Todos los que existen entre ambas líneas serán tratados como a ciudadanos chilenos con goce de todas las prerrogativas, gracias y privilegios que les corresponden.

  4. El Diputado de los naturales bajo la ceremonia más religiosa según sus ritos y costumbres jura unión y hermandad perpetua.

  5. Promete toda su fuerza para repeler a los enemigos del Estado y del orden, cuando el Supremo Gobierno necesite valerse de ella, quedando éste, y sus porder-dantes, sujetos a las mismas obligaciones de los chilenos y a las leyes que dicte el Soberano Congreso Constituyente.

  6. A consecuencia de la unión de que habla el artículo 4º el Gobierno Supremo admitirá a todos los individuos que de esta nueva hermandad quieran libremente salir a instruirse en las escuelas públicas del Estado, cuyos gastos corren de cuenta del Erario de la Nación.

  7. Si hubiese una declaración de guerra contra los derechos del país se unirán todas las fuerzas para repeler a los agresores, corriendo por cuenta del Estado todos los alimentos que consuman los nuevos hermanos en toda la campaña.

  8. Queda obligado de ultra Biobío a entregar todo oficial o soldado enemigo y que casualmente se abrige en sus territorios, persiguiéndolos hasta su total exterminio, cuando no puedan haberse a las manos, cuyo cumplimiento será precisamente en el termino de quince días, contados desde la celebración de estos tratados.

  9. Cada Cacique exijido por su Diputado entregará al Gobierno en el término de ocho días las familias hijas de otro país que existan en sus terrenos, y las que hayan sido conducidas allí en clase de prisioneras en la próxima pasada guerra en todo el mes corriente, quedando el Gobierno con la obligación de hacer lo mismo con cuantas personas de la tierra habiesen en la comprensión de la República.

  10. Quedan obligados todos los Caciques contratantes a devolverse mútuamente con nuestros antiguos aliados todas las familias que con motivo de sus disensiones pasadas se hubiesen cautivado en sus malones.

  11. Si lo que no es de esperar, verificada la unión, algún Gobernador de Bultramapu la quebrantare, los restantes tratarán de reducirlo a eIla, dando cuenta primero al Gobierno para que por su mediación se consiga; mas si tocados todos los resortes de la prudencia sigue éste todabía en revolución, se unirá una fuerza armada del Estado a los conservadores de la paz para hacer entrar por ella a los disidentes, y pertinaces, con prevención que éste es el último recurso.

  12. Verificada la unión, todos los Caciques bajo el juramento enunciado, hacen una amistad eterna con olvido de todos los disgustos pasados.

  13. El Gobierno queda obligado a nombrar y rentar un comisario, y un lengua-general, por cuyos conductos pueda entenderse y comunicarse con sus nuevos hermanos, y por los mismos éstos con aquél.

  14. Los Caciques Gobernadores nombrarán libremente para cada reducción un Capitán de amigos, y con él saldrán a sus negocios mercantiles, o de Estado, los que a su salida se entenderán con el lengua general, quien avisará al Comisario los asuntos que los conducen.

  15. El lengua general y capitanes estarán sujetos al Comisario.

  16. El Comisario tendrá obligación precisa de recorrer cada dos meses los cuatro Bultramapus con el fin de llevar adelante las ideas liberales de paz y unión, dando cuenta al Gobierno cada trimestre de lo que ocurra, y cuando éste lleve alguna embajada del Gobierno la hará en juntas públicas, cuyo resultado comunicará oportunamente.

  17. Siendo ya una sola familia nuestros comerciantes serán tratados fraternalmente cuando se internen en sus terrenos, cuidando escrupulosamente no se les saltee y robe, y cuando se roben unos a otros, descubiertos los ladrones pagarán el duplo de lo robado, si tubieren con qué, y sino se castigarán con arreglo a las leyes.

  18. Los Gobernadores o Caciques desde la ratificación de estos tratados no permitirán que ningún chileno exista en los terrenos de su dominio por convenir así al mejor establecimiento de la paz y unión, seguridad general y particular de estos nuevos hermanos.

  19. Haciendo memoria de los robos escandalosos que antiguamente se hacían de una y otra parte, queda desde luego establecido, que el chileno que pase a robar a la tierra; y sea aprendido, será castigado por el Cacique bajo cuya poder cayere; así como lo será con arreglo a las leyes del país el natural que se pillase en robos de este lado del Biobío, que es la línea divisoria de estos nuevos aliados hermanos.

  20. No obstante que la línea divisoria es el Biobío el Gobierno mantendrá en orden y fortificadas las plazas existentes, o arruinadas al otro lado de este río, como también a sus pobladores en los terrenos adyacentes del modo que antes lo estaban.

  21. Habiendo instado el Diputado Mariluan sobre la población de Los Ángeles, Nacimiento, San Carlos, y Santa Bárbara ya para la seguridad, ya para su tráfico continuo, el Gobierno queda con la obligación de la más pronta reedificación de todas ellas.

  22. La línea divisoria no se pasará para esta, ni para aquella parte sin el respectivo pasavante de quien mande el punto por donde se pase, y el que lo haga sin este requisito será castigado como infractor de la ley.

  23. Se declaran por boquetes habilitados para el pase al otro y este lado de la Cordillera los de Llaima, Longuinay, Cuenco, Villucura, y Antuco; y por inhabilitados, todos los que desde el último hubiesen hasta el río Maule, y sujetos a la misma pena los que roben a este lado u otro de la Cordillera, o pasen sin el requisito del anterior artículo,

  24. El Diputado a nombre de sus poder-dantes estará pronto con todas sus fuerzas para unirse a las del Estado si fuese necesario marchar contra los rebeldes de Pincheira, y sus aliadas de ultra Cordillera.

  25. Los correos que el Gobierno haga sobre Osorno, Valdivia, o Chiloé, serán respetados y auxiliados por los Caciques Gobernadores de reducción en reducción; y si algún atentado, que no es de esperar, se cometiere contra ellos, el Cacique en cuya tierra suceda el hecho sino lo castigase, será tratado como a reo de lesa patria, quedando el Gobierno con la misma obligación con sus Embajadores.

  26. Si el Gobierno tuviese a bien mandar por tierra algunas tropas para guarnecer la plaza de Valdivia, estas harán su marcha sin impedimento alguno, y si en ella necesitaren algunos víveres, los Caciques Gobernadores los facilitarán, los que con un recibo del Comandante en Jefe de ellos, se pagarán a dinero de contado por cuenta del Estado.

  27. Todos los comerciantes que hagan sus giros sobre las provincias de Valdivia, o Chiloé, y los que de aquellos lo hagan a estas con efectos del país, o con los que vulgarmente se llaman de Castilla, tendrán el pase y auxilio necesario, mostrando el pasaporte que anuncia el artículo 22 a los Caciques Gobernadores, comprendiéndose en estos los que hagan su tráfico del Estado de Buenos Aires a éste, y de éste a aquél.

  28. El Gobierno se obliga a mantener siempre en la frontera del Sur los agasajos de costumbre para la recepción de algunos Caciques que pasan a la ciudad de Los Ángeles. A pesar que se ha interesado el comisionado en la supresión de este artículo por no gravar al Fisco, no ha sido posible por instancias del Diputado don Francisco Mariluan como antigua costumbre.

  29. Queda al arbitrio del Supremo Gobierno designar los tiempos en que a estos nuevos hermanos se haga un Parlamento general; mas ellos deberán concurrir en junta cuando el Gobierno para tratar de grandes negocios tenga a bien citarlos a dietas particulares.

  30. Queda obligado el Gobierno a facilitarles el paso para este y el otro lado del Biobío poniendo de su cuenta lanchas, balsas, o barquillos pequeños en los lugares de costumbre a fin de evitar incomodidades en su comercio, que podrán extender hasta lo último de la República con la condición precisa de saludar y pedir el correspondiente pasaporte por medio del Comisario al Jefe de Frontera.

  31. La residencia del Comisario y Lengua-general será precisamente en el lugar donde la tenga el Comandante de Frontera para por su medio acudir a todas las ocurrencias del Gobierno.

  32. Hecha la paz, y no siendo necesarios destacamentos de línea en lo interior de la tierra, ordenará el Gobierno se retiren a incorporarse a sus respectivos regimientos.

  33. Sellada y ratificada la unión se formarán las tropas en el lugar de su ratificación que será en el centro del cuadro que ocupan, y enarbolándose el pabellón de la Nación con salva de diez tiros de cañón, son de cornetas, y cajas, se procederá a la ceremonia usada entre los naturales en señal de paz, rompiendo por parte del Supremo Gobierno una espada, y por cada Butralmapu una lanza, en cuya conclusión se hará una salva de artillería de igual número con grito general de VIVA LA UNIÓN.

Y para su constancia y cumplimiento lo firmamos en Tapigüe ambos contratantes a 7 de enero de 1825.

El territorio de la nación mapuche quedaba ocupado hasta el día de hoy.

lunes, 13 de septiembre de 2010

LA INVASIÓN (Historia Mapuche-Chile I)



Por Jorge Ojeda Frex

* Ilustración: Chicoma


Chile, fértil provincia y señalada

en la región Antártica famosa,

de remotas naciones respetada

por fuerte, principal y poderosa;

la gente que produce es tan granada,

tan soberbia, gallarda y belicosa,

que no ha sido por rey jamás regida

ni a extranjero dominio sometida


Alonso de Ercilla y Zúñiga

La Araucana



Durante el siglo XVI el Imperio Español, en el que no se ponía el sol, había iniciado un proceso de expansión territorial de carácter continental hasta entonces nunca visto, conquistado a los más importantes pueblos indígenas de América; sin embargo en el último rincón del imperio, en lo que con el tiempo llegaría a llamarse Chile, encontraron una feroz resistencia, que les obligó a replantearse su arrolladora manera de relacionarse con los pueblos naturales del país, y de esta forma en el continuo territorial del hasta entonces en expansión imperio colonial se abrió una brecha, tal zona se le conoció como “la frontera”, y por primera vez el Imperio que hasta entonces por medio de su poder tecnológico se había impuesto a los pueblos con los que se había enfrentado se vio en la necesidad de reconocer la independencia de un pueblo aborigen, Los Mapuches.

De esta forma con una regularidad cada vez mayor, el Imperio Español, se vio obligado a pactar con los líderes mapuches, por medio de los llamados Parlamentos, que se sucedieron en 1641, 1647, 1651, 1671, 1726, 1771, 1793, y 1803.

Practica que el naciente Estado de Chile recogió, celebrando el Parlamento de Tapihue en 1825, en dicha ocasión, un verdadero tratado internacional, estableciéndose un estatuto jurídico especial para el territorio al sur del Río Bío Bío, los mapuches juran unión y hermandad perpetua al Estado de Chile, si bien es cierto, que los Caciques reconocen que el estado chileno va del despoblado de Atacama al final del territorio de Chiloé, estos no quedan sometidos a la soberanía del Estado de Chile, toda vez que el pacto establece que los caciques podrán ejercer justicia, incluso sobre subditos chilenos dentro de sus territorios, de esta manera se crea una extraña figura, la cual será explotada al máximo por el Estado de Chile, en los años posteriores y aprovechando la coyuntura a partir de la aventura de Orelie Antoine Tornes, (1861) el Estado de Chile decide someter definitivamente al territorio Mapuche.

El Coronel Saavedra avanzará rápidamente la línea de la Frontera hasta el Río Malleco, y fundará Angol, la que en los años posteriores se transformará en la principal base chilena desde que se lanzaran las tropas para terminar la conquista.

La resistencia mapuche fue sin lugar a dudas heroica, solo basada en el superior conocimiento del terreno y el medio donde se desarrollaban las operaciones, mientras el estado chileno, con el paso de los años fue volviéndose cada vez más superior en términos tecnológicos y de recursos humanos.

A fines de la década de 1870, ocurre un hecho decisivo en la hasta entonces relativamente estancada invasión, en el norte estalla la guerra del pacifico, conflicto que obligaría al Estado Chileno a una movilización total, tanto de la industria, capital, relaciones exteriores, como de recursos humanos, movilización nunca más vista ni siquiera en 1978, en el llamado conflicto del Beagle con argentina.

Esta renovada capacidad bélica, sumado a una pequeña chispa en el sur, opacada solamente por la espectacularidad de la destrucción del Estado Peruano por parte de las bayonetas chilenas, en la misma época, hace que los ojos se centren en al norte del trópico de Capricornio, cuando en el sur la nación mapuche era finalmente aplastada por las hordas invasoras.

domingo, 12 de septiembre de 2010

LAS GLORIAS DEL EJÉRCITO DE CHILE.


Por Jorge Ojeda Frex


Todos los años el 19 de Septiembre, infinitos pitos, cajas y trompetas de las bandas militares nos dan un colorido desfile ded1icado a las glorias de nuestro ejército; sin embargo cabe preguntarse, cuales son las glorias a las que se hace referencia, son la guerra de Independencia, la Guerra contra la Confederación o la Guerra del Pacifico parte de estas “glorias”; la respuesta es un rotundo NO.

En efecto este Ejército que estamos viendo desfilar tiene poco y nada que ver con los ejércitos a los que hace mención; miremos hacía atrás para justificar la aseveración.

El Primer Ejército de Chile fue el creado por José Miguel Carrera, sobre la base de las unidades existentes en la ciudad de Santiago, especialmente el llamado Regimiento “Pardos”, dicho ejército tuvo una vida bastante breve toda vez que fue destruido en su gran mayoría en 1814, especialmente en el famoso sitio de Rancagua, que es cuando gran parte de las 2 más fuertes divisiones, de un total de 3 que componían dicho ejército fueron masacradas por el Ejército del rey, formado por un batallón regular (del Regimiento peninsular “Talavera”) y unidades leales al rey, especial importancia tuvieron los chilotes que adhirieron a la causa del rey, quienes solo depusieron su fervorosa adhesión a la causa de Fernando VII, cuando fueron invadidos y derrotados 12 años después.

Los sobrevivientes de la derrota que no se desbandaron y cruzaron a Argentina, fueron desbandados y repartidos en unidades de los ejércitos de La Plata, en fin, tras la invasión del Ejército Argentino que triunfó en Chacabuco [1], se vuelve a formar un Ejército de Chile (1817), este nuevo ejército fue el combatió en el resto de la campaña de la Independencia, incluyendo Maipú, la llamada guerra a muerte en el sur, y que conquista Valdivia, expulsa a los realistas del continente y finalmente asalta y toma Chiloé; sin embargo este ejército, creado por O’Higgins tiene también un triste final, el 1830, 12 años después de haber sido creado, se subleva el General José Joaquín Prieto quien sobre la base de uno de sus batallones Batallones el “Carampangue” destrozará en Lircay al flamante Ejército de Chile mueren los mercenarios al servicio de Chile que mandaban la gran mayoría de las unidades [2], con lo cual se hace necesario volverlo a organizar todo de nuevo.

Este tercer ejército de Chile, será el que luchará en la guerra contra la Confederación, y se cubrirá de gloria, pues otra cosa no se puede decir sobre las acciones de Portada de Guías, donde tras derrotar al Ejército peruano, ingresan de noche a Lima, pero con tal disciplina que no hay ni un saqueo, o el puente Llaclla, donde el Subteniente mapuche Juan Lorenzo Colipí [3], hijo de uno de los principales caciques, contiene con un pequeño pelotón al grueso del Ejército Confederado, o la fabulosa y casi suicida carga en el pan de azúcar, o la abrumadora y destructora carga de caballería que pone fin a la batalla de Yungay cuando todo parece perdido.

Pero nuevamente este ejército es necesario reconstruirlo a raíz de la revolución de 1851, esta vez al batallón “Carampangue” que se vuelve a sublevar no le resulta la cosa, de esta forma de este ejército que podríamos denominar 3.1, es el más conocido de todos, pues en 1879 sus unidades lucharán y vencerán en la Guerra del Pacifico, donde se desarrollaran algunas de las batallas más grandes (por la cantidad de participantes) de la historia latinoamericana, de esta época son las acciones de Calama, Pisagua, Germania, Dolores, Tarapacá, Los Ángeles, Tacna, Arica, Chorrillos, Miraflores, Pucará, Concepción Huamachuco y decenas de acciones más, en el peak del conflicto, para la campaña de Lima el Ejército Chileno dispuso de unos 26.000 hombres mientras que fuerzas peruanas dispusieron de al menos unos 25.000.

Por cierto también fue este el Ejército que derrotó el último gran levantamiento Mapuche (1881) y que asaltó y tomó el territorio Mapuche desde la década de 1860.

Será este ejército el de las banderas rojas con estrellas de hilo de plata, que hoy llaman “coronelas” y que nos hacen creer que pertenecen a los regimientos que desfilan en la elipse del parque O’Higgins; pero obvian señalar que cuando se revela la Armada en 1891, de este ejército 3.1 quedó fiel al presidente en un 100%, de esta forma el “Buin” 1º de Línea, el “Tacna” 2º de Línea, el “Pisagua” 3º de Línea, el “Arica” 4º de Línea, el “Santiago” 5º de Línea, el “Chacabuco” 6º de Línea, el “Esmeralda” 7º de Línea, el “Chillán” 8º de Línea, el “Zapadores”, el “Cazadores a Caballo” y el “Granaderos a Caballo”, y los Regimientos de Caballería Nº 1 y 2, fueron totalmente destruidos por el Ejército congresista en las batallas de Concón y Placilla [4], y del que incluso desaparecieron en buen número sus banderas originales, pues las que desfilan hoy en día son replicas.

De esta forma aparece el cuarto ejército de Chile, que es el que se mantiene hasta la actualidad, y que a partir de principios de 1900 “asalta y toma” los nombres de los regimientos derrotados el 91 [5].

Y cuales son las acciones que se pueden atribuir a este nuevo ejército, bueno como son muchas solo nombraremos las más notorias,

1) Santa María de Iquique en 1907, donde con apoyo de marinería de la escuadra fusilan sin piedad a cientos de civiles desarmados [6]

2) En septiembre de 1931 a raíz de la sublevación de la escuadra el ejército toma el Regimiento “Maipo" y la base Naval de Talcahuano cuando se sublevó la marina [7]

3) El 05 de septiembre de 1938 a raíz de la rebelión de los jóvenes nacional socialistas el regimiento de Artillería Nº 1 “Tacna” apoya a Carabineros en la toma de la Universidad de Chile [8], posteriormente los prisioneros serán llevados por Carabineros al Seguro Obrero por Carabineros y ejecutados.

4) El 29 de Junio de 1973, el ejército reprime y derrota a las tropas del Batallón Blindado Nº 2, que se habían sublevado contra el Presidente Allende, el 11 de Septiembre de 1973, el Ejército participa activamente en el Golpe de Estado, con que las FF. AA. derrocan al Presidente Allende [9]

5) En 1981 el Ejército atacará y derrotará un cuadro del MIR que intentaba organizar una fuerza guerrillera en la cordillera de Neltume, ciertamente la fuerza de los guerrilleros no alcanzaba a 50 hombres [10].

Que más decir feliz 19 de septiembre día de las Glorias del Ejército.


Notas.

[1] Aun contra lo que se nos hace creer en las escuelas que el Ejército era Bi-nacional (Chileno Argentino) el Ejército de Los Andes de San Martín era un Ejército Argentino, aunque algunos chilenos como O’Higgins sirvieran en él.

[2] Nos referimos a Rondizzoni y Tupper, quienes comandaban algunos de los batallones del Ejército Chileno.

[3] Su padre el Cacique Lorenzo Colipí se alió durante la guerra de Independencia con el Gobierno de Chile, su hijo Juan Lorenzo fue nombrado oficial en el Batallón “Carampangue”, posteriormente Juan Lorenzo moriría en 1839 a causa de una enfermedad adquirida en el Perú, su hermano Juan Marileo fue fusilado a raíz de oponerse a la invasión de territorio Mapuche en 1881.

[4] Sin lugar a dudas se trató junto a las batallas de Maipú (5 de abril de 1818, al final del día el Ejército de Chile y el de Los Andes sumaban 1.800 bajas), Yungay (20 de enero de 1839, el ejército restaurador de Bulnes tuvo 1.500 bajas), Loncomilla (8 de diciembre de 1851, entre los dos ejércitos enfrentados las bajas pasaron de 3.000), Chorrillos (13 de enero de 1881) y Miraflores (15 de enero de 1881 en estas dos batallas el Ejército de Operaciones Norte Chileno sufrió unas 6.000 bajas), las batallas más sangrientas de la historia de Chile, como se ve todas ellas ocurridas en el siglo XIX.

[5] Sin embargo el Regimiento Nº 2 recibió el nombre de “Maipo” el mismo del Regimiento que se sublevó en 1837 en Quillota y asesinará al Ministro Portales, en tanto el Nº 5 recibió el nombre de “Carampangue”.

[6] En este caso hay demasiados casos de fusilamientos de civiles desarmados por parte del Ejército (por orden del poder político imperante), de forma que solo en incuido el más emblemático, otro caso muy conocido se llevo a cabo en la ciudad de Santiago durante la llamada “huelga de la carne”.

[7] La acción en el Maipo fue relativamente pequeña, no así en Talcahuano, donde el Regimiento Húsares reforzado por otras unidades debió enfrentar a una fuerza medianamente considerable de marinos, se sabe de bajas en ambos bandos pero no el número de ellas.

[8] La acción consistió en disparar un cañonazo a la puerta de la Universidad y luego rendir a loa allí presente.

[9] La mayor parte de las operaciones fueron solo ocupación de lugares claves y captura de autoridades o personajes claves, la principal acción armada fue la toma del Palacio de La Moneda, en ella menos de un centenar de hombres atrincherados en el Palacio de La Moneda y en el Ministerio de Obras públicas, se enfrentan durante varias horas al Regimiento de Artillería Tacna, la Escuela de Suboficiales, el Regimiento “Buin” y el Batallón Blindado Nº 2, al menos 2.000 hombres.

[10] En este caso se trató más bien de una operación de búsqueda y destrucción, luego de un ataque por sorpresa al principal campamento los guerrilleros, solo se abocaron a abandonar la zona mientras las fuerzas del Ejército les buscaban e intentaban aniquilar, se produjeron algunas escaramuzas menores.

lunes, 30 de agosto de 2010

Exitoso lanzamiento, Puede escucharlo desde Aquí.

Ayer por la tarde, se efectuó el lanzamiento del libro "Servido de Nostalgias", de Ana Yorka Gallegos Urzúa, en la sala de actos del DUOC, ante un público numeroso y muy entusiasta, compuesto de parientes, amigas y amigos, compañeros de trabajo y alumnos de los diversos cursos a que asiste o ha asistido la autora. El acto fue presentado por la narradora y poeta Emilia Páez Salinas Participaron Ariela Córdova Herrera, leyendo su prólogo del nuevo libro y el poeta y profesor Sergio Rodríguez Saavedra, quien se refirió en forma extensa a la obra. A continuación, Yorka saludó a la concurrencia de la manera cálida y emotiva que la caracteriza y leyó algunos de sus poemas. Por último, un grupo de músicos de jazz tocó algunas piezas de su repertorio.

Puede escuchar parte de la actividad en el reproductor de más abajo; también dos poemas declamados a continuación de la actividad. O puede descargar el archivo Mp3 desde aquí.

viernes, 23 de julio de 2010

Salud.


Por Jorge Ojeda Frex









Brindo por un borracho y su curda

Y por el viaje del que no volvió

Brindo por mí amigo el gordo García

Que anoche partió


Brindo por que no pasaré al quitapenas

Y por que me obligas a beber en mí hogar

Solo…….


Brindo por las malas payas

Que en más de una ocasión lanzamos entre borracheras de ocio

Y que ahora lanzo solo y que me proclaman campeón

Porque nadie responde


Brindo por que esta vez si que la hiciste


Brindo por ti gordo

Brindo por ti

Brindo por ti

Salud



A la memoria de mí amigo Rodrigo García E.

Que ahora bebe mostos y hace payas con Teillier




miércoles, 14 de julio de 2010

Matrimonio Entre Gente Rara.




Estoy completamente a favor de permitir el matrimonio entre católicos. Me parece una injusticia y un error tratar de impedírselo.

El catolicismo no es una enfermedad. Los católicos, pese a que a muchos no les gusten o les parezcan extraños, son personas normales y deben poseer los mismos derechos que los demás, como si fueran, por ejemplo, informáticos u homosexuales.

Soy consciente de que muchos comportamientos y rasgos de carácter de las personas católicas, como su actitud casi enfermiza hacia el sexo, pueden parecernos extraños a los demás. Sé que incluso, a veces, podrían esgrimirse argumentos de salubridad pública, como su peligroso y deliberado rechazo a los preservativos. Sé también que muchas de sus costumbres, como la exhibición pública de imágenes de torturados, pueden incomodar a algunos. Pero esto, además de ser más una imagen mediática que una realidad, no es razón para impedirles el ejercicio del matrimonio.

Algunos podrían argumentar que un matrimonio entre católicos no es un matrimonio real, porque para ellos es un ritual y un precepto religioso ante su dios, en lugar de una unión entre dos personas. También, dado que los hijos fuera del matrimonio están gravemente condenados por la Iglesia, algunos podrían considerar que permitir que los católicos se casen incrementará el número de matrimonios por “el qué dirán” o por la simple búsqueda de sexo (prohibido por su religión fuera del matrimonio), incrementando con ello la violencia en el hogar y las familias desestructuradas. Pero hay que recordar que esto no es algo que ocurra sólo en las familias católicas y que, dado que no podemos meternos en la cabeza de los demás, no debemos juzgar sus motivaciones.

Por otro lado, el decir que eso no es matrimonio y que debería ser llamado de otra forma no es más que una manera un tanto ruin de desviar el debate a cuestiones semánticas que no vienen al caso: aunque sea entre católicos, un matrimonio es un matrimonio, y una familia es una familia.

Y con esta alusión a la familia paso a otro tema candente sobre el que mi opinión, espero, no resulte demasiado radical: también estoy a favor de permitir que los católicos adopten hijos.

Algunos se escandalizarán ante una afirmación de este tipo. Es probable que alguno responda con exclamaciones del tipo “¿Católicos adoptando hijos? ¡Esos niños podrían hacerse católicos!”.

Veo ese tipo de críticas y respondo: si bien es cierto que los hijos de católicos tienen mucha mayor probabilidad de convertirse a su vez en católicos (al contrario que, por ejemplo, ocurre en la informática o la homosexualidad), ya he argumentado antes que los católicos son personas como los demás.

Pese a las opiniones de algunos y a los indicios, no hay pruebas evidentes de que unos padres católicos estén peor preparados para educar a un hijo, ni de que el ambiente religiosamente sesgado de un hogar católico sea una influencia negativa para el niño. Además, los tribunales de adopción juzgan cada caso individualmente, y es precisamente su labor determinar la idoneidad de los padres.

En definitiva, y pese a las opiniones de algunos sectores, creo que debería permitírseles también a los católicos tanto el matrimonio como la adopción.

Exactamente igual que a los informáticos y a los homosexuales.


Extraído de Psicofonías (algo así como el blog de Psicobyte)


jueves, 29 de abril de 2010

Lucidez Retrospectiva..

(A los independientes de los años setenta que ahora se las dan de lúcidos y les va bien)*

Por Jorge Mera Figueroa.




Y, ahora, huevón,

te las das de lúcido,

explicando porque no te la jugaste entonces,

cuando había más de algo que perder.

No compartías el proyecto, dices,

intuías su demencia,

su fracaso inevitable.


No te dejaste seducir

por la promesa de un mundo mejor

ni por el prestigio que daba

estar en eso,

participar, vociferar,

ser progresista, ser choro.

Pobre y triste huevón,

mentiroso además.

Nadie iba andar preocupado de seducirte,

tonto huevón, nadie.

Tenías miedo y te corriste, eso es todo.

Tampoco te oponías.

Esas independiente cuando todos,

o bueno, casi todos, tu no,

se comprometían.


¡Lúcido el huevón!

Huevón fresco, huevón cobarde,

huevón egoísta, precavido,

prematuramente viejo el huevón.

Eso es lo que eras.

Cómodo y silencioso, el huevón.

Que las cosas no te rozaran,

que te notaras lo menos posible.

Ese era tu afán.

No preguntabas, como ahora, que las cosas han cambiado,

¿Cómo voy yo?, o ¿Porqué no yo?

Entonces estabas calladito,

ocupado en mantener tu precario equilibrio.


No te discuto tu derecho a comportarte así,

allá tu pobre huevón.

Critico tu opción, pero no te mataría por eso,

ni siquiera te habría molestado entonces.

Yo soy volteriano ¡ubícate tonto huevón!

lo que no acepto

es que ahora

te las des de lúcido

de vidente

y si te apuran,

hasta de salvador de la patria.

Tu, patán desmesurado,

anémico moral,

maraco,

¡Gusano!

* Aunque muy bien le queda a los independientes de hoy que no toman partido salvo que su opción sea la mayoritaria.

Lucidez Retrospectiva, Jorge Mera, en Lucro Cesante Nº2


miércoles, 28 de abril de 2010

ZOMBIE - Mike Wilson


El Jueves 6 de mayo a las 19:00 hrs en la Líberia Qué Leo será el lanzamiento de la Novela títulada "Zombie" del escritor chileno Mike Wilson.

Mike Wilson es profesor de literatura en la Universidad Catolica y autor de El Púgil (Forja, 2008). Ese libro llegó a mis manos el año pasado, realmente es de un corte de ciencia ficción realmente interesante de principio a fin. Es un libro que puedes odiar como puedes amar, a mi me paso que ame el libro de Mike y creo que es imperdible leer esta novela Zombie.

aquí un video book - teaser de Zombie



miércoles, 21 de abril de 2010

El Siniestro Dr. Mortis


Para los que alguna vez fueron aficionados al radioteatro de El Siniestro Dr. Mortis este post no necesita mucha explicacion, y para quienes no, ya es hora de hacerse aficionado a estos relatos oscuros que comenzaron en 1945 llenandonos con un montón de historias radiales y unas 180 historietas de comics. Dr Mortis a vuelto en formato podcaster, descargable para llevar en su mp3, mp4, ipod, etc. o simplemente para escucharlo en linea. Llevan ya 3 relatos al aire y creo que es imperdible, por eso lo comparto con ustedes. Dr Mortis a llegado para quedarse nuevamente entre nosotros.

Solo haz click AQUI

Espero que lo disfruten.

sábado, 13 de marzo de 2010

He sido testigo de lo ocurrido en Concepción y Talcahuano.

Por nuestro corresponsal, Charles Darwin.

(Fotos de Roy Corvalan Meneses)


4 de marzo de 1835.- Hemos entrado en el puerto de Concepción. Mientras el barco ganaba el fondeadero, desembarqué en la isla de Quiriquina. El mayordomo de la finca vino corriendo a caballo a darme la noticia terrible del gran terremoto del 20: «Que ni una casa había quedado en pie en Concepción ni en Talcahuano (el puerto); que 70 aldeas habían sido destruidas, y que una gran ola había arrasado las ruinas de Talcahuano.» De esta última afirmación tuve luego abundantes pruebas, pues toda la costa estaba sembrada de maderos y muebles, como si allí hubieran naufragado mil navíos. Además de las sillas, mesas, estantes, etc., que había en gran número, veíanse varias techumbres de casas transportadas casi enteras. Los almacenes de Talcahuano habían sido abiertos violentamente, y grandes pacas de algodón, hierba mate y otras mercancías de valor yacían esparcidas por la playa. Durante mi paseo alrededor de la isla observé que habían sido lanzados a la costa numerosos fragmentos de rocas que debieron estar sepultados en el mar a gran profundidad, según indicaban las plantas y animales a ellos adheridos; uno de esos fragmentos tenía cerca de dos metros de largo, uno de ancho y medio de grueso.

La isla misma denunciaba el empuje irresistible del terremoto, así como la playa patentizaba los efectos de la gran ola. El terreno en muchos puntos estaba agrietado de Norte a Sur, tal vez por haber cedido los lados paralelos y verticales de esta angosta isla.

Algunas de estas fisuras, próximas a los acantilados, tenían cerca de un metro de anchas. En la playa habían caído también muchas y enormes rocas, y los habitantes creían que cuando llegaran las lluvias se abrirían nuevas grietas. El efecto de la vibración en la dura pizarra primaria de que se componen los cimientos de la isla era todavía más curioso: las partes superficiales de algunas estrechas arrugas habían quedado tan trituradas como si contra ellas hubiera estallado un barreno de pólvora. Este efecto, que se manifestaba en las fracturas frescas y en el suelo desplazado, debió quedar limitado junto a la superficie, porque de otro modo no hubiera quedado un bloque sólido de roca en todo Chile. El supuesto anterior no tiene nada de improbable, porque sabido es que la superficie de un cuerpo vibrante es afectada de modo diferente que la parte central. Tal vez por esta razón precisamente los terremotos no producen en las minas profundas trastornos tan terribles como podría esperarse. Abrigo la creencia de que esta convulsión ha contribuido de una manera más eficaz a reducir la extensión de la isla de Quiriquina que el prolongado desgaste causado por el mar y los fenómenos atmosféricos en el transcurso de una centuria entera.

Al día siguiente desembarqué en Talcahuano, y después fui a caballo a Concepción. Ambas ciudades presentaban el más espantoso aspecto y a la vez el espectáculo más interesante que en mi vida he contemplado. El que las hubiera conocido antes de la catástrofe no podría menos de sentirse profundamente conmovido, porque las ruinas estaban tan entremezcladas unas con otras y la escena toda tenía tan pocas apariencias de lugar habitable, que apenas era dable imaginar su antigua condición. El terremoto comenzó las once y media de la mañana. Si hubiera ocurrido a media noche habría perecido el mayor número de habitantes, que en esta provincia suben a muchos millares, en lugar de los ciento escasos que murieron; así y todo, lo único que los salvó fue la costumbre tradicional de salir corriendo de las casas al sentir el primer estremecimiento del suelo. En Concepción, cada casa y cada fila de casas formaban un montón o una línea de ruinas; pero en Talcahuano, a causa de la gran ola, no podía distinguirse apenas más que una capa de ladrillos, tejas y vigas, con tal cual parte de pared que continuaba en pie. Por esta circunstancia, Concepción, aunque no tan completamente derruida, presentaba una vista más terrible, y, si se me permite la expresión, más pintoresca. El primer choque fue súbito. El mayordomo de Quiriquina me dijo que la primera noticia que recibió fue hallarse rodando por el suelo con el caballo. Se levantó, y volvió a ser derribado. También me contó que algunas vacas habían sido precipitadas al mar, adonde bajaron rodando desde las laderas de la isla. La gran ola mató mucho ganado; en una isla baja, cerca de la parte más abrigada de la bahía, el mar arrebató 70 animales, que se ahogaron. Créese generalmente que éste ha sido el peor terremoto de que hay memoria en Chile; pero como los más fuertes ocurren sólo tras largos intervalos, no puede saberse fácilmente. En realidad, cualquier otro trastorno sísmico de mayor intensidad no hubiera causado más estragos en ésta localidad, porque la ruina era completa. Innumerables temblores de escasa importancia siguieron al gran terremoto, y en los primeros doce días se contaron nada menos que 300. Cuando vi el estado en que se hallaba Concepción, no acierto a explicar cómo pudo escapar ileso el mayor número de habitantes. Las casas, en muchas partes se desplomaron hacia fuera; de modo que formaron en el centro de las calles montículos de ladrillos y escombros. Míster Rouse, el cónsul inglés, nos dijo que estaba almorzando cuando la primera sacudida le hizo salir corriendo. No bien había llegado a la mitad del patio, cuando un lado de su casa se vino abajo con espantoso estruendo. Tuvo la serenidad suficiente para reflexionar que si lograba encaramarse a la parte superior de lo que había caído se salvaría. No pudiendo mantenerse en pie, a causa de los movimientos del suelo, trepó a gatas, y en cuanto hubo ganado la pequeña eminencia, se desplomó el otro lado de la casa, pasándole las grandes vigas por muy cerca de la cabeza. Con los ojos ciegos y la boca tapada por la nube de polvo que obscurecía el aire, llegó por fin a la calle. Como los choques se sucedían con intervalos de pocos minutos, nadie se atrevía a acercarse a las deshechas ruinas, aun ignorando si alguno de sus más caros amigos y parientes se hallaría a punto de perecer por falta de auxilio.

Los que habían salvado algunos bienes se veían obligados a vigilarlos constantemente, porque los ladrones merodeaban de un sitio a otro, y a cada pequeño temblor del suelo, mientras con una mano se golpeaban el pecho, clamando: «¡Misericordia!», con la otra hurtaban de las ruinas lo que podían. Los techos de bardas cayeron sobre los hogares y estallaron incendios en todas partes. Las familias que quedaron arruinadas se contaban por centenares, y pocos tuvieron medios con que procurarse el sustento del día.

Los terremotos por si solos bastan para destruir la prosperidad de todo país. Si las fuerzas subterráneas que ahora permanecen inertes debajo de Inglaterra desplegaran el poder que seguramente han ejercitado en las antiguas épocas geológicas, ¡qué espantosa transformación se operaría en el país! ¿Qué sería de los elevados palacios, ciudades de densísimo caserío, grandes fábricas y hermosos edificios públicos y privados? Y en el caso de que el nuevo período de perturbación empezara por algún gran terremoto en el silencio de la noche, ¡qué horrenda sería la carnicería! En un instante Inglaterra se hallaría en plena bancarrota, y todos los papeles, documentos y relaciones se perderían. Impotente el Gobierno para cobrar los tributos y mantener su autoridad, la violencia y el robo imperarían en todos los condados de la nación. En las grandes ciudades arreciaría el hambre, y en pos de ella seguirían la pestilencia y la muerte.

Poco después del choque se vio una gran ola que, desde la distancia de tres o cuatro millas, avanzaba hacia la bahía con un perfil alisado, y todo a lo largo de la costa arrancó de cuajo viviendas y árboles, mientras seguía su camino con arrollador empuje. Al fondo de la bahía se desató en una espantosa línea de blancos rompientes, que subieron a la altura de 23 pies verticales sobre las mayores mareas del equinoccio. Su fama debió de ser prodigiosa, porque en el fuerte hizo retroceder 15 pies un cañón con su cureña, cuyo peso se calculaba en cuatro toneladas. Una goleta fue trasladada en medio de las ruinas, a unos 29 metros de la playa. A la primera ola siguieron otras dos, que barrieron una infinidad de objetos, que quedando flotando. En cierto sitio de la bahía esas olas pusieron en alto una embarcación y la sacaron a tierra, dejándola en seco; la llevaron nuevamente, para volver a arrojarla a la playa, y por fin la arrastraron al mar. En otra parte, dos grandes navíos que estaban anclados uno junto a otro dieron vueltas todo alrededor, y sus cables se engancharon y retorcieron por tres veces; aunque tenían las áncoras a 36 pies de profundidad, estuvieron tocando el fondo por algunos minutos. La gran ola debió de avanzar lentamente, porque los habitantes de Talcahuano tuvieron tiempo de huir a las alturas allende a la ciudad. Algunos marineros bogaron en un bote hacia el mar, confiando en que si alcanzaban la crecida antes de romper, navegarían con toda seguridad sobre ella, y así sucedió, por fortuna. Una anciana con un muchacho de cuatro o cinco años corrió a meterse en un bote; pero no habiendo quien remara, la pequeña embarcación se estrelló contra un ancla y se partió en dos; la vieja se ahogó, pero el muchacho fue recogido algunas horas después agarrado a una tabla. Entre las ruinas de las casas quedaron charcos de agua de mar, y los niños, construyendo botes con mesas y sillas, parecían tan alegres como tristes sus padres. Sin embargo, era en extremo interesante observar cuán animados y ecuánimes se mostraban todos, contra lo que hubiera podido esperarse.

No faltó quien lo explicara, con bastante fundamento, por la circunstancia de haber sido tan general el estrago que nadie pudo considerarse más arruinado que los demás ni sospechar retraimiento o desvío por parte de sus amigos, una de las consecuencias más penosas que acompaña a la pérdida de las riquezas. Mr. Rouse y un grupo numeroso que tomó bajo su protección vivieron la primera semana en un huerto, debajo de unos manzanos. En un principio el tiempo se pasó tan alegremente como en una jira campestre; pero a poco un copioso aguacero les causó graves incomodidades, por carecer de todo abrigo.

En la excelente descripción que el capitán Fitz Roy hizo de este terremoto se dice que en la bahía hubo dos explosiones: una semejante a una columna de humo, y otra como el ruido que hace una gran ballena al lanzar su surtidor. El agua parecía, además, hervir por todas partes, «se puso negra y exhalaba un olor a azufre muy desagradable». Esta última circunstancia se observó en la bahía de Valparaíso durante el terremoto de 1822; a mi juicio, puede explicarse por el hecho de revolverse en el fondo del mar el cieno, que contiene materias orgánicas en descomposición. En la bahía del Callao, durante un día de calma, noté que al arrastrar un barco su cable por el fondo se señalaba su curso por una línea de burbujas.

La clase pobre y menos instruida de Talcahuano atribuía el terremoto al maleficio de unas viejas indias que dos años antes, en venganza de una ofensa recibida, habían tapado el volcán de Antuco. Esta necia superstición es curiosa, por demostrar que la experiencia ha hecho observar al pueblo indígena cierta relación entre la suprimida actividad de los volcanes y los temblores de tierra. Fue preciso invocar la magia para suplir el desconocimiento de la relación entre causa y efecto, y así, se recurrió al cierre de los respiraderos de los volcanes. Dicha creencia es más curiosa en este caso particular, porque, según el capitán Fitz Roy, hay fundamento para dar por cierto que el Antuco no experimentó la menor alteración.

La ciudad de Concepción estaba construida al antiguo estilo español, con las calles trazadas en cuadrícula rectangular; una de las series iba de SO a O, y la otra, de NO a N. Las paredes que seguían la primera dirección se sostuvieron mejor que las de la segunda; el mayor número de bloques de ladrillo fueron arrojados hacia el NE.

Ambas circunstancias concuerdan perfectamente con la idea general de que las ondulaciones habían procedido del SO, y en la dirección de este mismo cuadrante se oyeron también los ruidos subterráneos; porque es evidente que los muros que seguían la dirección SO y NE, presentando sus extremos hacia el punto de donde venían las ondulaciones, tenían muchas menos probabilidades de caer que los orientados en las líneas del NO y SE, debieron ser sacadas de nivel a un mismo tiempo, ya que las ondulaciones venidas del SO hubieron de extenderse en olas NO y SE al pasar por debajo de los cimientos. Esto puede ilustrarse colocando libros sobre una alfombra, y luego, en la forma indicada por Michell, imitando las ondulaciones de un temblor de tierra; si se practica la experiencia, se verá que caen con mayor o menor prontitud, según que su dirección coincida más o menos próximamente con la línea de las ondas. Las grietas del terreno, por regla general, aunque no de un modo uniforme, se extendían en las direcciones SE y NO, y, por tanto, correspondían a las líneas de ondulación o de flexión principal. Teniendo presentes todas estas circunstancias, que tan claramente señalan el SO como principal foco de perturbación, es interesantísimo el hecho de que la isla de Santa María, situada en ese cuadrante durante la general elevación del suelo, subiera a una altura tres veces mayor que cualquier otra parte de la costa.

La diferente resistencia ofrecida por los muros, según su dirección, se puso bien de manifiesto en el caso de la catedral. El ala que miraba al NE no era más que un informe montón de ruinas, en medio de las que se alzaban marcos de puertas y aglomeraciones de vigas, como si flotaran en una corriente. Algunos de los bloques angulares de ladrillo eran de grandes dimensiones, y la sacudida los hizo rodar a distancia en el llano de la plaza, semejando fragmentos de roca al pie de una alta montaña. Los muros laterales (orientados al SO y NE), aunque excesivamente fracturados, permanecieron en pie; pero los enormes contrafuertes (perpendiculares a los anteriores y paralelos a los que cayeron), en muchos puntos habían sido cortados como con un cincel y derribados. Ciertas partes ornamentales del coronamiento de estos mismos muros habían sido desplazadas por el terremoto y puestas en dirección diagonal. Una circunstancia semejante se observó después de un temblor de tierra en Valparaíso, Calabria y otros lugares, incluso algunos en varios de los antiguos templos griegos. Este movimiento de torsión parece a primera vista indicar un remolino o vórtice debajo de cada punto así afectado; pero tal hipótesis es muy improbable. ¿No podrían haber sido causados esos desplazamientos por la tendencia de cada piedra a, colocarse en alguna posición particular con respecto a la línea de vibración, de un modo análogo a lo que sucede con los alfileres al sacudirlos en una hoja de papel? Por regla general, los arcos de puertas y ventanas se sostuvieron mucho mejor que las demás partes. Sin embargo, un pobre cojo que durante los pequeños temblores había tenido la costumbre de arrastrarse debajo de cierto arco de una portada, murió esta vez aplastado.

No ha sido mi intento describir minuciosamente el aspecto de Concepción, porque creo imposible dar idea exacta de los variados sentimientos que experimenté. Varios oficiales visitaron las ruinas antes que yo y sus palabras no eran bastante enérgicas y expresivas para dar una exacta idea de las escenas de desolación. Es penoso y deprimente ver obras que han costado al hombre tantos años de labor derribadas en un minuto. Pero este sentimiento de compasión a los habitantes de la ciudad derruida cedía muy luego el puesto a la sorpresa y asombro de ver producida en cortos minutos una transformación que se suele atribuir a la acción lenta de los siglos. En mi opinión, desde mi partida de Inglaterra, difícilmente hemos contemplado espectáculo de tan profundo interés.

Dícese que en casi todos los grandes terremotos se ha notado una gran agitación en las vecinas aguas del mar. El movimiento parece haber sido, en general, de dos clases, como en el caso de Concepción: primeramente, en el momento del choque, el agua sube e invade la playa en una crecida suave, y después se retira tranquilamente; en segundo lugar, algún tiempo después, la masa total del mar se retira de la costa, y vuelve luego en olas de empuje irresistible. El primer movimiento parece ser una consecuencia inmediata del terremoto, que afecta a la parte sólida de la tierra diversamente que a la masa líquida del mar, alterando un poco sus respectivos niveles; pero el segundo caso constituye un fenómeno más importante. En la mayoría de los terremotos, y especialmente en los ocurridos en la costa occidental de América, es cierto que el primer gran movimiento de las aguas ha sido de retirada. Algunos autores han intentado explicarlo suponiendo que el agua conserva su nivel mientras la tierra oscila hacia arriba; pero seguramente el agua cercana a la tierra, aun en una costa algo escarpada, debería participar del movimiento del fondo; y, aparte esto, según ha observado Mr. Lyell, tales movimientos del mar han ocurrido en islas muy distantes de la línea principal de perturbación, como sucedió en la de Juan Fernández durante este terremoto, y en la de Madeira durante el famoso de Lisboa. Sospecho (pero el asunto es de los más obscuros) que las olas grandes de invasión, aunque engendradas por la sacudida, atraen en el primer momento el agua a la costa haciéndola retirarse, y a la vez avanzan hacia tierra para romper; así he observado que sucede en las pequeñas ondas producidas por las ruedas de paletas de los remolcadores. Es notable que mientras Talcahuano y El Callao (cerca de Lima), situados ambos en grandes bahías superficiales, han sufrido en los terremotos fuertes las consecuencias de las grandes olas, Valparaíso, que se halla junto al borde de un mar muy profundo, nunca ha sido anegado, no obstante haber recibido los choques de durísimas sacudidas. Del hecho de no aparecer la gran ola en el momento de sobrevenir el terremoto, sino mucho después, a veces hasta pasada media hora, y del de ser afectadas islas distantes, análogamente a las costas inmediatas al foco de perturbación, parece deducirse que dicha ola se forma primeramente en alta mar; y como así sucede de ordinario, la causa debe ser general. Presumo que el punto de origen de la mencionada ola se halla en la línea en que las aguas menos perturbadas del profundo océano se unen a las más cercanas a la costa, que han participado de la sacudida de la tierra. De aquí, se seguiría que la ola será mayor o menor según la extensión del agua superficial que haya sido agitada, a la vez que el fondo en que descansaba. El efecto más importante de este terremoto fue la elevación permanente de la tierra; acaso fuera más correcto hablar de ella como de la causa del fenómeno. No cabe dudar de que todo el terreno alrededor de la bahía de Concepción se elevó de dos a tres pies; pero merece notarse que, a causa de haber sido borradas por la ola todas las antiguas líneas de la acción de las mareas sobre las inclinadas playas arenosas, no pude descubrir pruebas de este hecho más que en el testimonio unánime de los habitantes, quienes aseguraron que un pequeño bajío rocoso ahora visible estaba anteriormente cubierto de agua. En la isla de Santa María (a unas 30 millas de distancia) la elevación fue mayor; en cierto sitio el capitán Fitz Roy halló bancos de mejillones pútridos adheridos aún a las rocas a la altura de 10 pies sobre la de la pleamar, y los naturales de la isla habían buceado en otro tiempo, durante las bajas mareas equinocciales, en busca de las citadas conchas. La elevación de esta comarca encierra un interés particularísimo, por haber sido teatro de varios otros terremotos violentos y por la enorme cantidad de conchas esparcidas sobre el terreno, hasta la altura de 180 metros, seguramente, y creo que hasta la de 300. En Valparaíso, según dejo dicho, se encuentran conchas análogas a 400 metros de altura, y apenas cabe dudar de que esta gran elevación se ha efectuado por sucesivos y pequeños levantamientos, como el que acompañó o causó el terremoto de este año, y asimismo por un lento e insensible movimiento ascensional, que con toda certeza aumente en algunas partes de esta costa.

La isla de Juan Fernández, 360 millas al Nordeste, fue en la época del gran choque del día 20 violentamente sacudida; de tal suerte, que los árboles se daban unos contra otros, y apareció un volcán bajo del agua, cerca de la costa; estos hechos son notables porque la citada isla también experimentó con mayor violencia que otros lugares a igual distancia de Concepción las consecuencias del terremoto de 1751, y esto pone de manifiesto alguna conexión subterránea entre los dos puntos. Chiloé, unas 340 millas al sur de Concepción, parece haber sido afectado de un modo más intenso que la región intermedia de Valdivia, donde el volcán de Villa-Rica no presentó la menor señal de alteración, mientras en la Cordillera frente a Chiloé dos de los volcanes entraron al mismo tiempo en violenta actividad. Estos dos volcanes y algunos otros cercanos continuaron por largo tiempo en erupción, y diez meses después sufrieron de nuevo la influencia de un terremoto en Concepción. Algunos hombres que cortaban leña cerca de la base de uno de estos volcanes no percibieron el choque del 20, a pesar de que todo el territorio de los alrededores temblaba a la sazón; aquí tenemos el caso de una erupción que atenúa o reemplaza a un terremoto, como hubiera sucedido en Concepción, según la creencia de la gente baja, si el volcán de Antuco no hubiera sido tapado por arte de hechicería. Dos años y nueve meses más tarde, Valdivia y Chiloé volvieron a sentir un terremoto más violento que el del 20, y una isla del Archipiélago de Chonos se elevó permanentemente más de ocho pies. Adquiriremos una idea más clara de las proporciones de estos fenómenos si (como en el caso de los glaciares) los suponemos realizados en Europa, a distancias correspondientes. En tal supuesto, la sacudida se hubiese extendido desde el mar del Norte al Mediterráneo, y a la vez se hubiera elevado una ancha faja de la costa oriental de Inglaterra, junto con algunas islas adyacentes, y esto de un modo permanente; una serie de volcanes en la costa de Holanda hubiera entrado en actividad y producídose una erupción en el fondo del mar, cerca del extremo septentrional de Irlanda; y, por último, los antiguos cráteres de Auvergne, Cantal y Monte de Oro hubieran lanzado a la atmósfera negras columnas de humo y permanecido en violenta actividad. A los dos años y nueve meses Francia hubiera sido arrasada por un terremoto, desde el Centro hasta el Canal de la Mancha, y hubiera surgido en el Mediterráneo una isla permanente.

El área en que se efectuó la erupción de materias volcánicas el día 20 se extiende 720 millas en una dirección y 400 en otra, perpendicular a la primera; de aquí, pues, según todas las probabilidades, que haya en esta región un lago subterráneo de lava, de una extensión casi doble de la del mar Negro. Por la íntima y complicada manera con que las fuerzas elevatorias y eruptivas se mostraron relacionadas durante la serie de los fenómenos, podemos llegar confiadamente a la conclusión de que las fuerzas que elevan lentamente y por pequeñas impulsiones los continentes, y las que en períodos sucesivos arrojan materias plutónícas por orificios abiertos, son idénticas

Tengo muchas razones para creer que los frecuentes temblores de tierra en esta línea de la costa son causados por la ruptura de los estratos, desgarrados por la tensión de las capas terrestres al ser levantadas, y por la inyección de roca en estado fluido.

Estos desgarramientos e inyecciones, si se repiten con frecuencia suficiente (y sabemos que los terremotos afectan repetidas veces a las mismas áreas y del mismo modo), forman una cadena de montañas, y la isla lineal de Santa María, que ha sido elevada a triple altura del territorio circunvecino, parece estar pasando por este proceso. Creo que el eje sólido de una montaña se diferencia, en cuanto al modo de su formación, de una montaña volcánica sólo en que la roca fundida ha sido inyectada repetidas veces en lugar de haber sido eyectada en sucesivas erupciones. Además, creo que es imposible explicar la estructura de las grandes cadenas de montañas como la de la Cordillera, en la que los estratos, tendidos sobre el eje inyectado de roca plutónica, han sido volteados sobre sus bordes a lo largo de varias líneas de elevación, Paralelas y próximas, salvo en esta hipótesis de que la roca del eje ha sido inyectada repetidas veces en intervalos suficientemente largos para permitir a las partes superiores, o cuñas, enfriarse y solidificarse, porque si los estratos hubieran sido empujados violentamente para darles las posiciones, inclinadas, verticales y hasta invertidas, que ahora tienen, mediante un solo golpe, habría sido preciso que la tierra se hubiera conmovido hasta sus mismas entrañas, y en lugar de ver hoy abruptos ejes montañosos solidificados bajo grandes presiones, diluvios de lava habrían fluido de puntos innumerables en toda línea de elevación.


** Charles Darwin nació 12 de febrero de 1809 y fue testigo directo del terremoto y maremoto que afectó al centro sur de Chile en 1835 mientras viajaba en calidad de investigador en el navío inglés “Beagle”. Este texto corresponde a un fragmento de “El diario de viaje de un naturalista alrededor del mundo”, escrito por Darwin. La traducción es de Juan Mateos y la edición de el aleph.com (descargado gratuitamente en www.librodot.com)