jueves, 5 de marzo de 2009

Tumbas


Es tarde o es precisamente la hora justa para hacerlo todo. Una hora se me cae de los ojos en forma de lágrima con rimel. Cae negra y agüachenta, consumida así misma por el calor que se provoca. El tiempo se detuvo en la punta de mis dedos, que se clavaron en una piel triste, que volvió de la muerte con las heridas intactas. Volvimos de la muerte, como la piel. Negros de tanto roce con el fuego. Dándole al tiempo un respiro para que nos reboten los años en cualquier centímetro del cuerpo.
Es tarde, para dormirse en una jaula de pájaros azules. Para quedarse despierto con las manos moradas de tanto frío que se cuela.
A esta hora, precisamente en este instante, odio tanto adjetivo que chorrea como miel. Tanto adjetivo no sirve para calmar la infección de palabras que se acumula en mi cabeza. No hay tanta consistencia, ni tanto pasadizo secreto como para esconderse.
Pasó una hora y nadie se ha dado cuenta. Los segundos pasaron como fantasmas frente a tumbas viejas. Tumbas de padres o abuelos, que se nos murieron en el pecho, cuando aún no sabíamos hablar o pedir pan. Se nos murió el hijo que faltaba por nacer, ese que nunca pensamos en tener, pero ahí está, en algún nicho del cementerio, sin ver como pasa el tiempo, porque se detuvo en este pueblo, al interior de unos ojos despoblados. No hay lloronas que giman compungidas por tanta injusticia en esas tumbas.

sábado, 7 de febrero de 2009

Ruidos.

Por Ariel Zúñiga Núnez


Al principio era un leve crepitar dentro de las murallas que se confundía con el sonido de la madera y el adobe al contraerse y expandirse ante las oscilaciones térmicas; luego un desenfadado e incesante desfile que no respetaba ni las horas de sueño ni las de la vigilia. Quizá era por lo difícil que habrá sido para cualquier ser comprender mis horas de descanso, las cuales no se correspondían ni con los días ni con las noches, ni con los lunes ni los domingos; mientras estaba despierto me encontraba abrumado o por el calor soporífero o por el hielo que se colaba por las calaminas, y sino era eso era cualquier otro asunto desde el palpito cardíaco hasta las infaltables goteras. El dormir era una mezcla de dolor de espalda y cabeza que a ratos se agazapaba tras dolores más intensos producidos por pesadillas que no eran más que recuerdos y legítimas lucubraciones.

Al principio los mil rostros de la abulia se interponían entre el calvario y el exterminio, o quizá la molestia tangible de las ratas invadiendo mi habitación, consumiendo mis precarios víveres y destruyendo, a mordidas y rasguños, aquellas murallas que con tanto esfuerzo una vez empapelé, me hacían sangrar evitando el estallido. Vieja medicina para viejos asuntos, unas sanguijuelas por aquí un concho de vino picado por acá, papel de diario, mentolato, combatiendo la metástasis de la vida misma, el zumbido que en baja frecuencia lo destruye todo empezando por tus ambiciosos planes de ir a la ferretearía con los últimos pesos y comprar veneno, y luchar por no querer comértelo mezclado con ramitas y souflé de papas.

Al principio eran las murallas y los alimentos, luego los libros y mis apuntes. Mi cama olía a mis orines y a los meses sin bañarme pero aún el olor de su cuerpo se asomaba conspirando contra el cansancio y alimentando las pesadillas; el resto de la habitación a los orines de los nuevos habitantes los cuales ya no esperaban la oscuridad para pasearse, comerse mis muebles, fornicar y reproducirse. Nunca sabía si alcanzaría el control remoto al estirar mi mano, si es que tenía fuerzas para ello, pero si miraba la televisión frecuentemente divisaría a algún coludo acróbata pendiendo de la antena.

Hoy no lucharé contra sus mordidas, quizá me permitan conciliar el sueño o, quién sabe, quizá me despierten.

viernes, 23 de enero de 2009

http://centroculturalotrosur.blogspot.com/

Dejo este link, me pareció interesante.

Saludos

domingo, 18 de enero de 2009

Sur.

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El mito enseña que hasta Colón, todos los seres humanos en la tierra pensaban que el mundo era plano. ¿Cómo es posible que Isabel la Católica empeñara sus tesoros en un proyecto tan absurdo?

La verdad es que la circularidad de la tierra ha sido conocida desde tiempos inmemoriales. Ya que los textos escritos más añosos provienen de quienes a la postre fueron nuestros conquistadores, se les suele señalar a ellos, a los antepasados de los europeos, como los primeros astrólogos. Al contemplar las estrellas hacia el norte se observaba, y se observa, una danza estelar, más bien una ronda. Gracias a ello desde hace miles de años los sabios de todas partes han sabido que la tierra es redonda y que su eje de rotación se asoma en el norte.

¿Y el sur?

Los pueblos amerindios obtuvieron avances científicos y técnicos considerables antes de ser subyugados por la espada, la armadura, el caballo y la ambición desmedida. Para controlar la agricultura al punto que lo hicieron, hasta hoy es posible distinguir las terrazas con que cultivaban sus alimentos los incas en escarpados acantilados en el norte de Chile y el sur del país, tuvieron que dominar estas artes con la misma prolijidad, y quizá más, que los egipcios. La gran diferencia del Imperio Inca, los Mochica, la cultura Nazca, etcétera, es que el norte que servía de referencia para casi todos era el sur. La cruz del sur.

Es que el sur es lugar históricamente menos poblado de la tierra. No es por que posea menos planicies ya que el aporte de la Antártida es significativo, sino que en gran parte ha sido inhabitable. Hasta hoy la patagonia chilena y argentina se cuenta como uno de los lugares con menos habitantes en el mundo pese a poseer agua y un clima casi tan hostil que la mayor parte de Europa. Sólo es comparable a Siberia y Alaska.

La fascinación que produce el sur es dada por su excepcionalidad y gracias a los mitos de los conquistadores sobre éste. El mismo nombre patagonia se originó porque los europeos encontraron grandes huellas en la nieve producidas por un rústico calzado.

Magallanes, Shackleton, Amundsen, James Cook entre otros grandes navegantes y descubridores, han sido arrastrados hacia ese gran imán para los sueños que es el sur. Así como una gran yacimiento de hierro en Groenlandia alinea todas las brújulas hacia el norte, el cabo de hornos signa la huella de los renegados, de los corsarios, de los últimos aventureros.

Como los viejos marinos que pensaban que el sur era la antípoda, el mundo opuesto, habitado por engendros, un lugar en que las leyes físicas del norte no se aplicaban, el mundo sigue construyéndose desde el norte. Su lugar marginado, subalterno, permite la fecunda creatividad que tiñe de verde los suelos más hostiles. Y de ese azul profundo que sólo el pacífico austral es capaz de concebir.

miércoles, 7 de enero de 2009

Index

El amor se hizo poema en mi garganta. Cómo no haber visto antes tus ojos ennegrecidos. Cómo no haber desvestido antes tu cuerpo etéreo. Cómo no haber bajado de todas las escaleras y haber rodado hasta romperme el cuello. Cómo no haber muerto entre tus brazos, como una de esas películas viejas que no conocemos. Ahora me arrepiento de todo aquello que no haré por temor a este sentimiento que se ramifica en la garganta.

lunes, 5 de enero de 2009

Código del Amor, Europa Siglo XII

Recopilado por Stendhal “D'Amour”


I

La alegación del matrimonio no es excusa legítima contra el amor.


II

Quien no sabe celar no sabe amar.


III

Nadie puede dedicarse a dos amores.


IV

El amor puede siempre crecer o disminuir.


V

No tiene sabor lo que un amante consigue del otro amante a la fuerza.


VI

El hombre no ama ordinariamente sino en plena pubertad.


VII

Se ordena que a la muerte de uno de los amantes se guarde una viudez de dos años.


VIII

Sin razón más que suficiente, nadie debe ser privado del derecho a amar.


IX

Nadie puede amar si no está convencido de su amor (por la esperanza de ser amado)


X

Por lo general el amor es expulsado de su casa por avaricia.


XI

No conviene amar lo que daría vergüenza desear en el matrimonio.


XII

El amor verdadero no ha desear otras caricias que las que proceden de la persona amada.


XIII

Amor divulgado es rara vez duradero.


XIV

El éxito demasiado fácil pronto quita su encanto al amor: los obstáculos lo aumentan.


XV

La persona que ama palidece en presencia de la persona amada.


XVI

Temblamos a la mirada inesperada de la persona amada.


XVII

Nuevo amor expulsa al antiguo.


XVIII

Únicamente los méritos nos hace dignos del amor.


XIX

El amor que se extingue cesa rápidamente, y rara vez se reanima.


XX

El amor es siempre tímido.


XXI

Con los celos verdaderos, el amor crece siempre.


XXII

Con la sospecha y los celos que de ella nacen aumenta la fuerza del amor.


XXIII

Duerme menos y come menos quien está obsesionado por un pensamiento de amor.


XXIV

Todo acto del amante concluye con un pensamiento para quien ama.


XXV

El amor verdadero no encuentra bueno sino lo que puede agradar a la persona amada.


XXVI

El amor no puede rehusar nada al amor.


XXVII

El amante no puede hartarse de la persona amada.


XXVIII

Una débil presunción hace que el amante sospeche cosas siniestras en la persona amada.


XXIX

La costumbre excesiva de los placeres impide el nacimiento del amor.


XXX

El que ama tiene constantemente ante sí la imagen de la persona amada.


XXXI

Nada impide que una mujer sea amada por dos hombres y un hombre por dos mujeres.



miércoles, 24 de diciembre de 2008

Es Mejor Reír que Llorar.

Por Ariel Zúñiga Núnez


Me río con el Dr. House al igual que todos los amargados. La industria del entretenimiento nos alcanza hasta quienes de ella rehuimos. Sus inverosímiles guiones: Siempre sus casos son rarísimos y le consultan a él sin pasar por ninguna parte antes; al final, mágicamente, el peor de los ateos, cínicos y herejes, descubre la dolencia ¡por revelación! Basura, la típica basura yanquee. Ridículo, y a la vez indolente, resulta el despliegue de recursos derrochados en cada paciente en un país en que el acceso a la salud es aún peor que en el de nosotros.

Pienso en los escritores que le dan vida al personaje, peones del gran tablero de Hollywood dedicados a hacer cosquillas, a tiempo completo, a todo el mundo. Pienso en la miseria de sus vidas burdamente compensada con sueldos millonarios.

Es que es mejor reír que llorar.

Reírme, por ejemplo, de los miles que envidian las vidas miserables.

De los que se sienten marginados del simulacro y que luchan día a día para que a sus hijos no les toque la misma suerte.

De las pequeñas querellas con que se entrampan, las pequeñas personas y sus pequeñas organizaciones.

La envidia que provoca cualquier obra por más mediocre que ella sea.

De la televisión tratando de entretener con simios amaestrados, a penas despiojados, que intuyen que los próximos segundos de fama serán los últimos.

De sus noticiarios: Diez por ciento de información adulterada, cincuenta por ciento de publicidad no solicitada, y cuarenta por ciento repartido en nimiedades y avisos convenidos.

Me río de los que se ríen de nosotros; de Lagos Weber a quien pagamos seis años de estudios en Inglaterra para que llegara sin saber inglés; de su padre que busca ser aclamado como rey (el primer emperador demócrata de la historia); de Barrios y Harboe, que tan poco nos aprecian que creen que votaremos por ellos. Entre paréntesis ¿Cómo juntaron los cien millones para la campaña si sólo han sido “servidores públicos”?

Me parece que es mejor reír que llorar, cuando todos estén tristes y no solamente por reír, sino porque la alternativa es llorar y eso agota y deshidrata.