lunes, 19 de octubre de 2009

Acostumbrada Letanía de Lunes por la Tarde.


Por Ariel Zúñiga Núñez (Azeta Ene)



Pasear a un perro viejo es seguirlo pues no te huele ni te escucha

e ir detrás de lo que es tuyo

de algo que te quiere porque lo alimentas

desalienta


Todo para evitar la celda que se ha transformado esta casa

los vasos quebrados y las colillas arrumbadas

de la fiesta que apostaste la vida a perder

el corazón empero late tal como la cabeza abombada

la garganta seca, casi peor que el bolsillo


La ausencia de los amigos que siempre están lo suficiente

que además se quedan demasiado

como el mal vino en el paladar

los desamores en la mente

y en el catre


de los huesos arrumbados en la sábanas

amor dilapidado en las insaciables fauces de la codicia

del acuerdo lúbrico

prostitutas no asumidas de tales

personas no conscientes de tales


La fiesta a que deberías llegar una hora después

o irte una hora antes

ese trago que deberías haber dejado a medias


Tras los besos interesados

que sin embargo sonríen y seguimos como a un perro viejo

tras lo nuestro para justificar el gasto

jueves, 24 de septiembre de 2009

EL ORIGEN DE DARWIN.


Recluido en su mansión de Down House, resistiendo diversas afecciones físicas que no lo dejaban en paz, Charles Darwin se afanaba por concluir una obra que lo había ocupado durante ya más de dos décadas, desde que concluyó su viaje naval a bordo del HMS Beagle comandado por Robert FitzRoy. En su mente, las ideas de Charles Lyell se conjugaban en las innumerables especies de flora y fauna que avistó y analizó en los diversos parajes que visitó, incluso como es sabido, en nuestra propia patria. Ya había recibido un inesperado y amenazante impulso, cual viento que presagia la tempestad, al saber que Alfred Russell Wallace trabajaba en una teoría casi idéntica a la suya, siendo esto tal vez, el motivo definitivo para que en 1859 viera la luz: “En el origen de las especies por medio de la selección natural o la preservación de las razas favorecidas en la lucha por la vida”.

Este fue el preámbulo en que llegó a plantear un continuo de postulados que justifican y explican la selección natural como principio de conservación o supervivencia de los más adecuados, desde que las especies predominantes originan un mayor número de variedades, variedades que luego se convertirán en especies nuevas y distintas y ello incrementará el género al cual pertenecen, para luego surgir la correspondiente lucha por la vida entre los individuos, la cual será más intensa precisamente entre miembros de una misma especie, pues compiten por un mismo alimento. Esto a su vez, demostraba que las variaciones producidas son finalmente útiles a cada ser, toda vez que gracias a ellas tendrán mayores probabilidades de conservarse en esta lucha vital y generar descendencia.

La selección natural conduce al perfeccionamiento de cada ser en relación a sus condiciones de vida orgánica e inorgánica y en consecuencia, a un progreso en su organización. De hecho, mientras mayor sea un género, más variedad originará y su descendencia será la favorecida con dicha superioridad.

Entre las múltiples críticas que recibió Darwin desde que su obra se publicó, hubo algunas-que de hecho persisten hasta hoy si bien en reducidos círculos-que objetaban sus teorías por ser contrarias al plan divino de la creación tanto del hombre como del resto de las criaturas, en una interpretación absolutamente literalista de las escrituras sagradas, que tienen su principio elemental en que Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza, y aún más, lo hizo así para dominar y organizar al resto de las criaturas que habitaban junto con él el Jardín del Edén. ¿Cómo entonces podía atreverse Darwin a oponerse a este plan divino, a un mundo creado en sólo seis días, señalando que no todo fue creado de forma inmutable desde un comienzo? ¿Cómo podía llegar a concebirse que el Creador no diera vida a todas las especies desde un principio como las conocemos hoy para que el hombre las dominara, clasificara y aprendiera a convivir con ellas? Sostener lo contrario era suponer que dicho acto primigenio de creación fue imperfecto, que en realidad las especies adolecieron de ciertas fallas que luego debieron irse enmendando con el tiempo, fallas de tal envergadura que finalmente hubo especies que degeneraron en otras distintas, entre ellas: el hombre. ¡Se atrevía Darwin a insinuar, siguiendo sus postulados, que el hombre no fue creado de inmediato a imagen y semejanza de Dios, sino que primero Dios creó al mono! ¿Significa esto entonces que el mono es más semejante a Dios que nosotros mismos? ¿O significa más bien que la intención de Dios no era crear seres inteligentes sino sólo criaturas salvajes y que luego el hombre surgió por sus propios medios demostrando que Dios no existe? ¿Significa que Dios quiso crear al mono a fin de privarlo de discernimiento y evitar con ello que cayese en tentación?

Si bien tras la muerte de su pequeña hija la fe de Darwin se resintió bastante, todos los datos biográficos existentes, unido a una acabada lectura de su obra señera no conducen en modo alguno a que con su teoría pretendiera destruir las creencias religiosas de quienes profesan su fe en un Dios único y omnipotente ni por ende, que pretendiera acabar con la noción misma de Dios. Muy por el contrario, se dedicó primero a indagar con infantil y por lo mismo, prístina curiosidad y meticulosidad los coincidentes indicios de la naturaleza que forjaron luego, más de dos décadas después, su iconoclasta teoría: todo indicaba que todas las especies, incluido el hombre, habían variado, unas más que otras, y en dicha variación hubo unas que dominaron a otras sin por ello condenarlas a la extinción, pues las que efectivamente se extinguieron, como las evidencias fósiles lo indicaban, fueron aquellas que no supieron adaptarse a las nuevas condiciones de vida. La ley de la supervivencia del más fuerte era algo objetivo y evidente, lejos de pretender ser un postulado discriminatorio o clasista. El auge y desarrollo de las grandes civilizaciones de la antigüedad obedece a este mismo principio y demuestra que el hombre es parte integral de la naturaleza.

Si Dios no quiso crear al hombre inmediatamente a su imagen y semejanza fue precisamente para darle mayor valor moral una vez que lograra imponerse tras el largo y lentísimo proceso evolutivo y con eso arraigar en su corazón el triunfo del esfuerzo y por lo mismo, de la paciencia, la sabiduría y con ello, de la humildad. En lugar de ello, el hombre ha desnaturalizado su esencia, olvidando que alguna vez fue una más de las salvajes criaturas que luchaban por el alimento, creyéndose con el derecho de destruir su medio ambiente en aras a un bienestar momentáneo. Acaso ello demuestra el fracaso de la tesis de Darwin, pues pese a que él enfatizó que una especie se impondría sobre otra, jamás dijo que podría destruirla o esclavizarla al extremo de poner en riesgo su propia existencia como ha hecho el ser humano en el mundo actual. A fin de cuentas, quizás Darwin concibió al hombre como una criatura mucho más noble de lo que en los últimos dos siglos ha demostrado ser.


lunes, 14 de septiembre de 2009

Corazón coraza


El 14 de Septiembre de 1920, nace Mario Benedetti.

Comparto con ustedes uno de sus poemas

Corazón coraza

Porque te tengo y no
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza

porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro

porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque
la noche pase y yo te tenga
y no.

Biografía

jueves, 10 de septiembre de 2009

El Viajero De Sí Mismo


El 10 de septiembre de 1968 el poeta Pablo de Rokha se suicidó agobiado por problemas y una fuerte depresión. Acá les dejo uno de sus tantos poemas.

El Viajero De Sí Mismo

Voy pisando cadáveres de amantes
y viejas tumbas llenas de pasado,
cubierto con cabello horripilante
del gran sepulcro universal tragado.

Acumulo mi yo exorbitante
y mi ilusión de Dios ensangrentado,
pues soy un espectáculo clamante
y un macho-santo ya desorbitado.

Mi amor te muerde como un perro de oro,
pero te exhibe en sus ancas de oro.
Wínétt, como una flor de extranjería.

Porque sin ti no hubiera descubierto
como una jarra de agua en el desierto
la mina antigua de mi poesía.

Biografia Pablo de Rokha

jueves, 3 de septiembre de 2009

Tu Vida Mi Vida.

Cuento de Ariel Zúñiga, leído por él mismo.

sábado, 22 de agosto de 2009

El desamor es más adictivo que el Amor.


Por Ariel Zúñiga

El desamor es adictivo
sus efectos son persistentes en el organismo.
Cuando se ama se piensa todo el tiempo en el amado,
cuando se es desamado se piensa aún más en el desamante.

El dolor, es más persistente que el placer
la infelicidad más perdurable que la infelicidad.
Hay quienes reparten sólo sufrimiento y angustia
y te capturan, como una droga cortada por DEA

El amor y el desamor, la felicidad y la infelicidad
te evaden de la vida y sus responsabilidades.

Hay quienes los confunden, pues son equivalentes
Aunque sus efectos,
para quienes los han disfrutado y padecido
son opuestos.

Difiere un buen polvo de una paliza,
una estocada de una caricia
para quienes sepan diferenciarlo.

El desamor te atrapa.
te angustia el ser herido
el ser herido nuevamente
el haberlo sido
y te duele el dolor mismo

Ojalá el amor tuviera esa virtud
de capturar tus emociones
de un modo tan constante y persistente
como el desamor

sábado, 15 de agosto de 2009

DD

Por Sergio Andrés Rodríguez Aranís.

En malahora
los ojos la bala entre los ojos
yo que mi esqueleto era un azadón para labrar la tierra
porque hijos tenía y el hambre arreciaba desde desde el sol a la noche
supe de sangre supe de vinos
de dolores de muela calmados con aguardiente
le inventé nombre a los pájaros
y pájaro fui algunas veces
me conoció la harina y su cayana
me conoció la aventura de obligarme
a vivir cada hora de mis días
quise descansar de vez en cuando
pero se me alargaba el aliento
entonces la puerta los caminos
el silbido del silencio

En malahora
los ojos la bala entre mis ojos
nos mataron a todos no más fijesé
nos partieron la vida en mil pedazos
a mí
por ejemplo
me dijeron no se qué dolor de mis hijos
con eso yo moría un poco más
y esas murallas de hielo dándome la espalda
y electricidad moliéndome la cabeza
y yo moría un poco más
y orina para beber
y mierda para comer
y yo moría
moría
moría un poquito más

Oscura más oscura que la brea
es mi perdida
reseca muerte

fatalidad grande la mía