lunes, 24 de noviembre de 2008

ARIANA





¿Quién puede negar, quién se atreve a ignorar que Ariana sea una hermosa y atractiva mujer? ¡El que se permita esa barbaridad, puede irse a la misma mierda! Todos los hombres que la conocen asentirán afirmativamente. En cambio a las mujeres, a casi todas las mujeres nunca les agradó, y como se conocen entre ellas. Tienen toda la razón.
A mí me enloquece; mejor dicho, me enloquecía. Sí… Ahora está muy, pero muy bien ubicada y quietecita, en una bonita caja color nogal de 1,80 metros de largo en la sala mortuoria de la iglesia a la cual nunca acudió. La encuentro encantadora, arrebatadora en esa palidez maquillada sutilmente por la muerte.
Era la clase de mujer con quien me hubiese gustado casarme, o vivir juntos. No me hubiese importado correr en círculos en torno a ella, tratando de agradarla y satisfacerla plenamente.

Quiero que conozcan a Ariana y conozcan a un tipo astuto llamado Lotar, Nicolás Lotar. Así me llaman.
Las historias casi siempre se inician con ambientación de tiempo, de lugar, una descripción, un diálogo o el frenazo brusco de un automóvil frente al semáforo en rojo. Pero, ésta nace en el instante en que la conocí. Contaré como sucedió y contraje la infección de Arianitis. Fue en una sala del Departamento de Cultura asignada a los escritores y poetas de la comuna, reunidos bajo el rótulo Círculo Literario. Su ingreso, no dejó sin aliento a los varones y las damas no se volvieron a mirarla. La mujer que se ubicó al final de la sala vestía unos viejos y arrugados jeans, un blazer gris, sobre su hombro el bolso de lana de esos utilizados en el Altiplano. El pelo teñido castaño y escarmenado, dejando apreciar levemente su rostro cubierto de pecas; caminaba algo encorvada, tratando de aminorar su estatura cercana al 1.75mts. ¡Ah! Pero, pero… ¡Desnuda! Su belleza dejaba sin aliento y más aún si esa colorina, porque era una auténtica colorina, ya te había seducido. Si habías explorado con los labios uno a uno los lunares de su cuerpo hasta la llama roja de su pubis. Si había recitado y susurrado uno de sus poemas preferidos -“El beso”- en tus oídos y en cada pausa… caricias extremas a tu cuerpo. Dicen que los lunares son pecados, cometidos o por cometer y en ese cuerpo se excedían demasiado. Más tarde comprendí que para Ariana el sexo nada tiene que ver con el amor y la fidelidad. Para ella era el espacio en que juegan el placer, el deseo, la pasión incontrolable; y en el deseo, la pasión y el placer incontrolable. ¡Una maestra!
¿Preguntan por su carácter? ¿Su personalidad?: Egocéntrica. Fogosa. Independiente al extremo de sacar de su vida a sus descendientes directos. Su soledad la oculta hasta la madrugada en el ordenador y la noche. Se extraviaba a propósito en la magia de las sombras, en esos lugares en donde lo prohibido atraía con sus destellos. Una vampira, y hasta creo que no se reflejaba en los espejos. Sus genes creados por la unión de italianos e ingleses, le permitían ser poseedora de corazón ardiente y mente fría. Incurría en grandes errores debido a su irreflexión. Impredecible. Mal carácter, a veces su ira desembocaba en la agresividad. En su casa reinaba el desorden y los empleos duraban un suspiro. ¡Ah! Sus jaquecas, sus horribles jaquecas, si hasta el caminar del gato la molestaba, sumado a los dolores de espalda y articulaciones. Se pueden nombrar algunos valores positivos enmarcados en una lealtad aplicada en la amistad a toda prueba. Con ella podías pasar algunas semanas entretenidas, fabulosas, pero en las subsiguientes Ariana te reemplazaría sin explicaciones. El dinero no le importaba, solo deseaba tener lo justo para subsistir y en las vacaciones escaparse al sur de Argentina. Desde el momento en que nos conocimos, nació en mí un sentimiento de simpatía hacia ella - y, no olviden que en la palabra simpatía existe una ambigüedad, en español significa: afecto y en inglés, compasión - aunque, si pudiesen preguntarle a Ariana, diría que la palabra que calza es obsesión.
Y, la razón de su muerte: Fueron sus decisiones que la impulsaban a lanzarse a lo que sea. Gustaba desafiar los límites. Navegar en el mar de la adrenalina. Con la palabra peligro se lavaba los dientes y sus relaciones sexuales con desconocidos al parecer no fueron pocas. Hasta pensé en encuentros lésbicos, pero los deseché de inmediato. Le agradaba sobremanera ser mujer.
¿Les interesa saber la causa de su muerte? Calma. ¡Tranquilo papá! Todo a su tiempo.
Los días viernes me reunía con un grupo de escritores amigos y ese lugar se encontraba cerca de su casa, casi siempre pasaba a conversar y a deleitarme con un buen café. Fui su amigo de confianza y conocía casi todas sus aventuras. Ella siempre estaba a la búsqueda de su príncipe azul, y pasaban por su vida: los mecánicos azules, los empresarios azules, los abogados azules, los desconocidos azules, los poetas y escritores de todos los colores que se cruzaban a su paso, a veces en Santiago, en Viña o en Valdivia. Cierto día me dijo que deseaba fotografiarse desnuda, antes que la flacidez y las arrugas la alcanzaran. Había establecido los contactos con un seudo fotógrafo y seudo escultor. En su defensa esgrimía el Talmud: “Un sueño que no se interpreta es como una carta que no se lee” Hice presente mi desagrado, quizás llevado por celos de amigo o la desgracia de no ser un supuesto fotógrafo. El peligro de estar sola con él en su casa, la arriesgaba a cualquier situación incontrolable. Discutimos, nos enojamos y logré al final estar presente en esas sesiones de fotografía, pero, escondido en el closet…
Esa tarde llegó y después de unos cafecitos discutidores, fui instalado en el mueble con una botella de vino, para el frio y las incomodidades del recinto. Debo confesarles que en su café deslicé unas esferitas blancas de un centímetro de diámetro. Fueron dos esferitas que en su interior contenían “E”. ¡Sorpresa! Tengo mis contactos, buenos y malos según el prisma o la óptica de la mirada. “E” de Inglaterra que provocaba aceleramientos en la lívido, en el erotismo y en…. Esas esferitas después de las fotografías debían trabajar para mis deseos. El Éxtasis, la droga blanda del amor o la del bailarín, aumentaría sus percepciones sensoriales. Y yo, Nicolás Lotar, las aprovecharía en mi favor.
El seudo fotógrafo y seudo escultor indicó su llegada con bastante ruido, bajando de su automóvil trípodes, luces y cámaras fotográficas, además de botellas de licor y algunas cosillas para picotear. Pude imaginar desde el interior del guardarropa los preparativos para la sesión fotográfica que inmortalizaría la desnudez de Ariana. Les oí hablar eligiendo el lugar apropiado y para disminuir las tensiones bebieron del licor traído por Américo. Pronto Ariana ingresó al dormitorio – en donde me encontraba en el incómodo closet – y procedió a desnudarse. La malvada, sin ningún pudor, extrajo una a una sus ropas frente a mí. Bebí del vino para contenerme y esperar mi turno… El tiempo pasó lastimando mi inquietud y las risas en el otro cuarto se sucedían con demasiada frecuencia. Las esferitas estaban provocando efecto en Ariana quién colocó música en el equipo de audio. Imaginaba al desdichado Américo, mirando bailar a Ariana e intentando controlar sus deseos De pronto Ariana solicitó los rollos de película fotográfica. Américo se negó, aduciendo que el especialista era él y por lo tanto el revelado corría por su cuenta. Los tonos de voces aumentaron en el ejercicio de la disputa y pronto fueron gritos. Intenté salir del closet, pero el efecto del vino y las piernas entumecidas no lo permitían. De las palabras fuertes a los gritos y Ariana exigiendo a Américo que se marchara. Diciendo entre garabatos que debió haber escuchado mis razonamientos. Al parecer llegaron a los golpes y los gritos de Ariana cesaron. El hombre retiró sus equipos, saliendo apresurado de la casa. Logré mover mis piernas y llegué a tropezones al cuarto preparado para la sesión nudista. Ariana, sin sentido estaba en el suelo sangrando de un corte en su cabeza. En tanto Américo huía raudo en su vehículo ante algunas miradas de los vecinos que alarmados por la trifulca salieron de sus hogares. Todo estaba fuera de control y observé la escena sin atinar a moverme. De pronto Ariana recuperó el conocimiento y sin mirarme se dirigió a la cocina por un afilado cuchillo y las emprendió en mi contra. La esquivé varias veces pidiéndole que se calmara y me reconociera, pero todo fue inútil. En una de sus embestidas cortó el chaleco, hiriéndome levemente el brazo. Me defendí y Ariana volvió a caer, golpeándose de nuevo la cabeza en la cubierta de mármol de la mesa, utilizada para las poses fotográficas. Esta vez no se levantó y pude cerciorarme que por el golpe o los golpes había fallecido. Miré por la separación de los visillos de la ventana hacia el exterior. Los vecinos habían ingresados a sus casas y todo permanecía en silencio. Con mi pañuelo limpié toda posible huella y sigilosamente abandoné el lugar.
Al otro día me enteré por la prensa que Américo el seudo fotógrafo estaba detenido, acusado de asesinato en segundo grado. Apareciendo su foto y la de Ariana desnuda en la portada de los matutinos.
¿Por qué cuento todo esto? Porque debo aligerar la conciencia y les hablo a sus espaldas y porque estoy en una convención de sordos y a sus espaladas no pueden leer mis labios. Debí confesarme ante una reunión de políticos. Esos, son sordos y solo se oyen así mismo.

Bueno, de nuevo en la sala mortuoria de la iglesia en donde Ariana nunca antes ingresó. Frente a la bonita caja de color nogal de 1.80 metros de largo y en la que permanece quietecita, muy quietecita. Encantadora, arrebatadora, maquillada en esa sutil palidez que entrega solo la muerte.
Debo volver a mi casa, porque los poetas y escritores me han asignado su representante y que diga algunas palabras en el cementerio a la desafortunada amiga y socia, Ariana. El inicio del discurso en mi mente esta definido. Es insinuante, distinto y cautivará la atención de los presentes al funeral. Lo imagino de esta forma:

Familiares, amigos, poetas, narradores.

Ariana, hija de Lilit, descendiente de Cleopatra, de Helena de Troya y de La Quintrala, ha dejado este mundo y sin la necesidad de las monedas en sus ojos ingresa al reino de Hades. Digo sin necesidad de las monedas en sus ojos, porque el barquero Caronte, ese anciano cubierto de canas, velludas mejillas con círculos de llamas alrededor de los ojos, cautivado por su desnudez, la transporta delicadamente a través de la laguna Estigia y descansara de repetir esa desagradable tonadilla:

¡Ay de vosotras, almas perversas!
¡No esperéis ya más de ver el cielo!
Aquí vengo a llevaros a la otra orilla
A las tinieblas eternas, al calor y al hielo.

Cancerbero dejará que le acaricien sus tres cabezas y sus horribles colas con forma de serpientes observaran tranquilamente a la nueva invitada. Nosotros la conocimos profundamente y nos preguntaremos: ¿En cuál círculo detendrá sus pasos? ¿En el segundo? En el segundo, donde habitan las lujuriosas. Minos, es quién juzga a las almas y el castigo consiste en ir sin cesar errantes, impelidos por el viento.
No puedo dejar de mencionar a Borges en El inmortal “La muerte (o su ilusión) hacen preciosos y patéticos a los hombres. Éstos conmueven por su condición de fantasmas; cada acto que ejecutan puede ser el último; no hay rostro que no esté por desdibujarse como el rostro de un sueño. Todo, entre los mortales, tiene el valor de lo irrecuperable y de lo azaroso”. Quizás los creyentes aquí presentes soliciten al Creador su benevolencia infinita para con su hija…Además, es muy cierta la letra de ese bolero que dice:

En este mundo tan profano
El que no ha pecado
No ha sido humano


Si desean conocer el final de este discurso. Asistan a sus exequias hoy en la tarde al morir el día, al nacimiento del crepúsculo, antes del cierre del cementerio, porque Ariana, jamás llegaba a tiempo a una cita y en esta oportunidad no tiene porque suceder algo distinto…
Me despediré de ustedes con un abrazo y un fuerte apretón de manos. Al amanecer partiré en busca de la Ciudad de los Inmortales. Tal vez encuentre a Ariana alterando a los trogloditas…

3 comentarios:

Marina dijo...

COMIENZA DE UNA MANERA INTERESANTE, SIN EMBARGO SIENTO QUE EN ALGUNOS PARRAFOS ME PERDÍ... NO SÉ HABÍA UNA SENSACIÓN DE BORRADOR O ALGO ASÍ... PERO ES UNA OPINIÓN MUY PERSONAL.

Mario dijo...

Estimada Marina: Un cuento consta de tiempo, espacio -lugar, por supesto los personajes, el conflicto y un final. Es lógico si el cuento traslada los espacios y lugares y menciona a figuras o mitos, deja esa narrativa planita, planita y tiende a desconcertarte. Importante es preguntarse quién es Lilit, EL Dante en su Divina Comedia, Borges. No olvides que el protagonista es un escritor y los escritores y para los aprendices de escritores el cuento secuencial les importa un rábano. Ellos saltan de un lugar a otro, vuelven y se disponen a saltar en el espacio que les otorga su creatividad. Lamento explicar esto. Un narrador no debe explicar su relato. Debe preguntarse ¿Para qué lector escribió? ¿acertado o dónde fracasé? Un abrazo y gracias por tu opinión.

Marina dijo...

MARIO: MMM... INDUDABLEMENTE, NO ES EL CONTENIDO DEL CUENTO... ESO ES ALGO QUE NO ME SIENTO CAPÁZ DE CRITICAR... SINO LA FORMA ESCRITA, PERO BUENO... NO ES NECESARIO SER TAN EXHAUSTIVA... GRACIAS POR TU EXPLICACIÓN.