Perpetua despedida en las gradas blancas
lágrima abierta descendiendo en la noche
Llamada esquiva
adioses postergados
lámpara encendida desde el sur
decorando el violeta de atardeceres subyacentes
canta tu locura dormida
boca frágil y triste
La nada muerde mi entendimiento
el dios silencioso pide ofrendas
la diosa deletrea cartas
augurios de arena rozando las líneas
mar
abismo
orilla
destejiendo un río de olvido
Caronte enluta mi horizonte
Faros perdidos en costas opuestas
parpadean nombres
crean mapas inexorables
márgenes colindantes a ciudades azules
en tinieblas
mi incompleto camino
traza ficticios puentes
entre tu prófuga existencia
y mi infeliz búsqueda de sentidos.
1 comentario:
Y el adjetivo es moda, estimada Carmenchita.
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